Por la boca muere el pez y fue en
febrero, 2010, que…
en vez de hablar empecé a retratar rimas
en el papel.
Son tantas horas de bar, tantas Voll-Damm
que pagar
que tanta mierda, entiendan, me dio por
pensar…
Entonces comencé a rapear con 21 años de edad,
Aunque, joder… la verdad es que en
anterioridad
colgué nefastos relatos cortos en una red
social.
Con 18 era mi modo de calmar la ansiedad.
Me puse a escribir porque había un vacío
en mí:
no sabía que hacer con mi vida ni dónde
la iba a dirigir.
Otros le daban a la fiesta, camelando a
las princesas.
Yo, camelaba hojas en blanco en el burdel
de la tristeza…
y de regreso a mi antro, olvidaba cada
letra.
Recordando a la papela, iniciaba otra
carrera
con humo en el ambiente y una botella a
mi vera
para encaminar mi mente a mi manera, sin
fronteras…
Soy viajante desconocido, un tanto malherido
por estancarse en el camino…
Soy la pasión de los amantes que olvidan el amor
de quién estuvo antes…
Soy la brisa del abanico acariciando tu hocico
a temperatura treinta y pico…
Soy Arcore de Parápsitos… yo soy un parásito…
…y es que…
Ver para creer, joder, en 2011 fue, que…
enfermé de placer. Quién me conoce lo
sabe bien
y, aunque no era una doncella, hoy día es
mi estrella.
Cómo fábula de Benigni, tía: La vida es
bella.
Conversé con miles de alientos sin
remover adentros
pero… se fueron los insectos porque ya no
es el momento.
Ya no sudo a cientos, mi corazón se ha
descubierto.
Hoy, mi corazón… es un puto libro
abierto.
Ahora no confío en naide, que se acerque a pedir un baile;
pues, si el amor es ciego, yo, ya supe
aprender braille.
Mi vida era perdida en un callejón sin
salida.
Futuro, un rincón oscuro y mi diva tiró
el muro.
Como si el sol encarnase, iluminó mi
camino,
del callejón se abrieron grietas, sendero
alternativo.
Por amor soy rapautor, pero jamás fui
marioneta;
no hay keta en mis letras, eres prohibido hostil olvido…
Single de mi próxima maqueta que saldrá el próximo
31 de diciembre, si todo va bien, que llevará por nombre WRITE IN BAR…CELONA
(2010-2012).
Escrito en BCN/SANT BOI, 2010-11.
***
Directo en la sala LaResistencia (28/12/2013)
***
Y me gustaría, con vuestro permiso y para finalizar,
queridos drugos, esculpiros en ésta
entrada del blog un poco de mi pútrida biografía, de mis pocos pasos en el
mundillo del hip-hop. He aquí mi pequeña obra hasta el momento:
A.
Bertran (a.k.a Arcore) empieza a escribir relatos cortos en una red social a la edad de
18 años, la cuál le hace pensar por sí mismo a los 21: "¿y si escribo éste
y otro tipo de temas en rimas? Joder, podría hacer RAP". Puede que
tarde, mas vale más tarde que nunca. Fue entonces
cuando Arcore empieza a surcar en los mares del HipHop, escribiendo sus
primeras letras de las cuáles muchas nunca dará a luz; pues son letras poco aprovechables para lo que
escribe actualmente.
A
día de hoy, poco a poco, construyendo un estilo con el que alimentarse, va
grabando temas sueltos en distintos domicilios de su gente conocida y va
cultivando y barajando en su mente algunos proyectos que realizar, tanto en
solitario como en compañía.
Por
otra parte, funda con R. Soler (a.k.a. RakSYS) i A. Casares (a.k.a. DuNDruM) el grupo PaRAPsitos en 2011 pero no es hasta la fecha del 22 de
agosto de 2012 que se realizan los primeros pasos en formalizar el grupo,
cuando graban el primer tema: "2011, odisea en la mente" (se puede escuchar en el enlace de
abajo).
Dedicado, amargamente, al que espera un nuevo día.
Lunes de invierno, seis de la mañana. Suena el despertador sin derecho a disfrutar de esos cinco minutos más. Se levanta, va al baño, se lava la cara, va a la cocina y se prepara un buen desayuno. Zumo de naranja natural recién exprimido, tostadas con tomate y aceite y unas lonchas de jamón dulce, un café sólo y, una vez devorado todo, coge un vaso y se sirve un par de dedos de whisky. Va hacia el cuarto, se viste, va al baño, de nuevo, y se lava los dientes, vuelve al cuarto a por su cartera y sus llaves, le da un beso a su pareja y se va al trabajo. Sabe que será un día duro. Se podría decir que ésta es la cruel historia de la alegría, la misma historia de cada día.
Está sentado en la terraza del bar que frecuenta habitualmente tomando una Voll-Damm mientras espera a su amigo, con el que queda habitualmente. Hablan, se ponen al día sobre sus respectivas jornadas, sobre como les va con la pareja, sobre los productos que van mejor para esto y sobre los productos que van mejor para aquello, sobre el resultado del domingo, sobre la calidad nefasta del arbitraje del sábado, sobre fiestas, drogas, mujeres y problemas de insuficiencias renales. Después de tanta saliva malgastada en temas sin ningún tipo de interés y de emborrachar sus conversaciones a base de tragos y más tragos, empiezan una conversación un tanto críptica para los oídos sobrios. Después de dos horas de charlas y botellas, paga, se despide de su amigo y coge rumbo al piso, pensativo. “¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Soy feliz en mi rutina? ¿Existe la alegría en este zoológico al que le llaman sistema?”, pensó.
Abre la puerta de su casa y, en el mismo instante, le suena el teléfono móvil.
-¿Diga?... Bueno… La verdad, estoy muy cansado de este jodido día y mañana madrugo… Está bien, me pasaré un rato… Venga, hasta ahora.
Llega al parque de su barrio, saluda a su gente. Amiguetes de barrio. Abre el litro que le pasan, bebe, lo pasa, comenta alguna jugada del fin de semana, se lía un canuto, lo enciende, le da unas caladas, lo rula, le dan el litro de nuevo, sigue bebiendo, hablando, fumando, le pasan una bandejita con unas flechas pintadas, inhala, sigue hablando, bebe otro trago, le pasan el canuto, le da un último calo, lo tira al suelo y lo pisa, hablan, ríen, se acaban el gramo y se van yendo poco a poco cada uno para su respectivo apartamento. La rutina de siempre. Camino al domicilio, con las manos en el bolsillo y cabizbajo, piensa: “¿De qué me sirve currar? ¿Para ganar dinero que me ayude a sobrevivir y a llegar a final de mes? ¿Para ganar dinero que me fastidie y me consuma poco a poco mi salud? Odio el mundo, la humanidad y sus vicios y sus virtudes, me odio a mí mismo. ¡Odio la vida de los mortales!”.
Una vez en casa, se extiende la paranoia. Encerrado en su habitación, sólo. Su pareja curra en turnos de noche en el Hospital de Sant Pau. “Estás enfermo y cada vez estás peor”, le dice una voz en su cabeza. Gritos y llantos. Dolor y angustia.
-Cállate!, Joder… -chilla- Si te doy todo lo que quieres. Te doy el veneno que me pides a diario, mis venas son tu venas… -continúa entre sollozos- ¡Lárgate ya de mi puta cabeza! -Es triste saber que poco dinero vale nuestra amistad, ¿verdad? –sigue la voz. -Mierda…
Abre un cajón de la mesita de noche y saca un viejo revólver Taurus Modelo 605 de su padre y amenaza a la extraña voz apuntándose a la cabeza.
-¡Cállate de una puta vez! –continuó agonizante. -Si es que aún esperas felicidad o libertad en el planeta, búscala, idiota, más allá de las estrellas, más allá del universo. -Oh, mierda…
Sonó un disparo que asesinó el silencio. Se desplomó, sin sesos, en aquella habitación roja.
***
Ya no le utilizaron ni le ridiculizaron por un mísero salario. Depresión y adicción eran olvido para él, se fugaron de su ser en busca de inocentes e inconscientes víctimas. Nada ni nadie le sonrió nunca en cada uno de sus eternos días, los cuáles, podrían haber sido extraordinarios, pero no lo fueron. En cierto modo, él era el responsable de que las cosas le fueran como le fueron.
Idea original escrita por A. Bertran en BARCELONA, 2008.
"Remake" escrito en EL PRAT DE LLOBREGAT, octubre 2012.
Me hicieron sensible, frágil, aburrido y asustadizo. Estuve preso, a oscuras, la mayor parte de mi vida. Viví encerrado y con muchos temores. Temor a caducar. Temor al exterior de mi celda y temor al interior de mi celda. El caso es que el otro día pedí ampliar, por mi propia voluntad, mi condena a cadena perpetua cuando sólo faltaban tres días y medio para finalizar mi encarcelamiento, para salir en libertad. Bueno, una libertad relativa. Antes de realizar la propuesta de quedarme me pasaron muchas cosas por mi cabeza. ¿Cuánto tiempo aguantaría sin que me comieran?, ¿qué haría un tipo como yo, tan flácido, más de diez minutos allí fuera? Seguro que me helaría y perdería la forma de mi cuerpo que aquí me he forjado. Puestos a estar por estar, dentro estaba sólo y tranquilo.Me gusta la soledad. Pensad que allí fuera se matan por un trozo de pan y por el arroz y por el tomate.
Al día siguiente me contradije. No tardé en arrepentirme de mi decisión y, a falta de dos días para finalizar mi condena, me concedieron la libertad condicional. Salí de mi jaula y, aunque con dudas, decidí fugarme. Hice un corto recorrido por aire, tierra y mar. Un mar hirviente. Me puse caliente, muy caliente, y, contra mi propia voluntad, acabé frito y devorado por un ser escuálido que me observaba fijamente. Nunca antes había visto una mirada tan famélica. Me convertí en el protagonista que la diñaba en una película de terror de serie B. Mis temores se hicieron realidad. Débil, arrugado y digerido. Así terminé. Pero esos segundos de libertad ya no me los volverán a arrebatar. Una vez, vale, pero no más. Ahora, ese parpadeo de tiempo, ese instante en que me sentí libre, forma parte de la historia y de mi memoria, actualmente frita y defecada.
Escrito por A. Bertran en El Prat de Llobregat, octubre 2012.